“El arte tiene un poder hipnótico.” es lo primero que leímos al empezar a adentrarnos en la muestra, qué no podría llevar otro nombre que “Levrero hipnótico”. La muestra exploró las múltiples facetas creativas de Jorge Mario Varlotta Levrero, que abarcan manifestaciones e intereses tan diversos como la ilustración, la fotografía, el cine, la historieta, la parapsicología, la informática, los juegos de ingenio y por supuesto, la literatura.

 

El enorme universo creativo de Levrero, solamente pudo ser expresado a través de una muestra multidisciplinaria e interactiva que desafió al visitante a utilizar todos los sentidos a la hora de recorrerla y vivirla. Y esto fue así, casi literalmente, ya que la muestra propuso un recorrido por su espacio más intimo, y hasta por la propia casa del autor de La Novela Luminosa. Un plano a escala 1:1 dibuja en el piso de la muestra -fielmente- lo que fue el apartamento de la calle Bartolomé Mitre en donde vivi, y es sobre él, que se recorren sus rincones y a través de él, su vida y obra. 

 

Así, en ese recorrido, se pueden resolver algunos de sus juegos de ingenio, poner en funcionamiento los programas informáticos que diseñó el autor (y que ingresaron en su literatura como una auténtica obsesión), entretenerse con sus fotonovelas y fotografías, ver algunas de sus fotos, escuchar Radio Clarín -su radio predilecta- y otras música que le agradaban y otras que no. Porque de eso se trata también la muestra, que curada por Ricardo Ramón Jarne, ex director del CCE, junto a Matías Núñez, nos dejan adentrarnos en el universo «levreriano»  en todas sus facetas, una experiencia realmente hipnótica.

 

Curaduría: Ricardo Ramón Jarne y Matías Núñez.

 

«Para ver los hombrecitos que salen del caño del gas hay que esperar y esperar, en cambio, basta llenar la pileta del cuarto de baño con agua tibia y abrir a canilla, y antes de un minuto ya empiezan a salir las mujercitas. Son muy pequeñas y están desnudas; no se cohiben por nuestra presencia, por el contrario nadan libremente, juegan en el agua, trepan a una jabonera de plástico que ponemos allí expresamente yse tienden como al sol; sin excepción son bellísimas, sus cuerpos son esplendorosos y excitantes, se zambullen y nadan por debajo del agua, y juegan en el agua, y vuelven a trepar a la jabonera y a tenderse como al sol.Entre todas, llegado el momento, tiran del tapón de la pileta y se dejan deslizar por el desagüe. (Hay una de ojos verdes que es la última en irse, me mira, se va como con lástima)». 

Mujercitas / La Casa Abandonada / Cuentos Completos / Mario Levrero.