La crisis social y económica provocada por la pandemia de Covid 19 profundizó en varios aspectos la desigualdad de género histórica entre hombres y mujeres. Empezamos en Radio Camacuá un ciclo de entrevistas y análisis para entender esta problemática y descubrir nuevas interrogantes.

En este episodio conversamos con Milagro Pau, referente de la Comisión de Género, Equidad y Diversidad de AEBU, de la misma secretaría en el PITCNT; y con Soledad Giudice, economista de la Comisión Técnica Asesora (CTA) de AEBU. Ambas coincidieron en la gravedad de esta problemática a nivel nacional y en la necesidad de una respuesta urgente por parte del Estado.

En el mercado laboral, aumentaron las diferencias en cuanto a la participación de hombres y mujeres, en detrimento de estas últimas y la situación tiene gravedad no solo a nivel nacional. A nivel regional, la CEPAL advierte que la crisis desatada por el Covid 19 significa un retroceso de 10 años en la participación de las mujeres en el mercado laboral.

El informe indica que se profundizaron varios “nodos de desigualdad” que atentaron “contra la autonomía de las mujeres”. Estos nodos de desigualdad implican, entre otras cosas, un «aumento de la pobreza en conjunto con una sobrerrepresentación de las mujeres en los hogares pobres; la brecha de acceso tanto a servicios financieros cómo digitales; es decir, una menor capacidad de hacer frente a la crisis por parte de las mujeres”, explicó Giudice tomando los datos de este informe y afirmó que “aumentó la desocupación en las mujeres más que en los hombres, también son las mujeres las que están concentradas en el trabajo informal y empresas pequeñas”.

Otro de los nodos de desigualdad tiene que ver con la división sexual del trabajo. Giudice explicó que según la Cepal, “las mujeres siempre se ven concentradas en sectores con mayor riesgo de contracción y están sobrerrepresentadas en la primera línea de respuesta a la pandemia, algo que se agrava con el aumento de demanda de cuidados en los hogares”.

En cuanto a esto, Milagro Pau dijo que “se profundizó la demanda de cuidados de menores y adultos mayores a cargo que recae principalmente en las mujeres” y esto se dió “porque los varones no se hacen cargo a la par y por la ausencia de resguardo por parte del Estado, el cierre de escuelas y otros espacios educativos”. Pau señaló que el teletrabajo afectó también especialmente a las mujeres, “que no pueden mudarse a un espacio más grande o adecuado para teletrabajar” y que tienen cuidan y trabajan al mismo tiempo, en el mismo lugar. Afirmó que “se verá con el paso del tiempo, no hoy, de qué manera esto afectó a la salud física y mental de las mujeres trabajadoras”.

Las mujeres no solamente integran en mayor medida los sectores de la población más pobres, sufren más la desocupación y la tendencia a tener trabajos informales en relación a los varones. Realizan tareas domésticas y cuidados no remuneradas en mayor medida y además también estuvieron más presentes en la respuesta social a la crisis económica. Según un estudio elaborado en conjunto por la Universidad de la República (Udelar) y AEBU, las personas que llevan adelante las ollas populares son en un 58% mujeres, mientras que ese porcentaje asciende al 65% en los merenderos.

«La respuesta del gobierno ante esta situación ha sido pobre, insuficiente y a destiempo. Especialmente en lo que tiene que ver con las políticas sociales hacia las mujeres. No se tomó en cuenta lo que estaba pasando en el mundo para prever lo que podía pasar en Uruguay. No se tuvo en cuenta la vulnerabilidad que existía en los hogares y los trabajos precarios, y no se tuvo en cuenta las situaciones de violencia doméstica en el país», señaló Milagro Pau.

La consigna «Quedate en casa», la reducción de la movilidad, hizo que las mujeres «tuvieran que convivir y trabajar en situaciones de violencia, con hombres violentos dentro de sus casas, con una respuesta negativa del Estado». Milagro Pau afirmó que «por el contrario, se cerraron programas de atención a las mujeres, se trasladaron funcionarias con vasta experiencia en el tema de forma arbitraria y colocaron gente sin experiencia, que no sabe cómo resolver las situaciones».

Pau consideró que «las políticas del gobierno en general para la clase trabajadora han sido nefastas. El PIT CNT hace más de un año que está reclamando una renta básica y el gobierno sólo da respuestas parciales, ridículas. A mi me gustaría preguntarle los que votan o toman decisiones a nivel gubernamental, si pueden vivir con los mil quinientos pesos o los cuatro mil pesos que dan por mes, si pueden sostener un hogar con hijos, como lo tienen que hacer muchas mujeres en nuestro país. Cuando nos llaman a quedarnos en casa, cuando nos dicen que hay que cuidarse, que la responsabilidad es de la ciudadanía, yo les pregunto si se lo podemos decir a una compañera que tiene hijos a cargo, que no tiene trabajo o está en seguro de paro, que tiene que salir a buscar comida para alimentar a sus hijos. Por eso entendemos que las respuestas han sido muy malas e insuficientes».