Compartimos la intervención de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos en el acto central del 1 de mayo, este miércoles, donde reclamaron por la actuación «confusa» de todos los implicados, «incluída la Presidencia» luego de la divulgación de las actas del Tribunal de Honor Militar recientemente, y la «poca transparencia y motivación con la que se han movido en este tema los gobernantes de todos los partidos que se han alternado en el poder: Colorado, Blanco y del Frente Amplio»

La intervención completa de Alba González de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos:

Lo agradecemos hoy especialmente porque para nosotros éste no es un primero de mayo más.

Los hechos sucedidos hace apenas un mes al hacerse pública una parte de las actas de los Tribunales de Honor de Gavazzo, Silveira y Maurente condenados por gravísimos delitos de lesa humanidad nos sacudieron.

El asombro de la ciudadanía ante el desparpajo de las tenebrosas “confesiones”; el juicio impúdico de los generales sobre las mismas (resolviendo que esos terribles delitos no afectaban el honor de las Fuerzas Armadas) y el impacto de una medida ejemplar como lo fue el cese de siete generales, rodeada de confusas actuaciones por parte de todos los implicados, incluida la presidencia, hace que hoy nuestra reflexión deba ser mayor, más profunda.

Estamos en un momento muy grave. Que necesita de respuestas y acciones contundentes.

Esta cadena de hechos puso al descubierto sin tapujos qué Fuerzas Armadas tenemos hoy. Cómo piensan, qué valores las mueven y esencialmente cómo se siguen formando.

Quedó claro, lo que piensan uno tras otro, sin fisuras, todos los generales, incluso los incorporados en democracia.

Pero también quedó claro la poca transparencia y motivación con la que se han movido en este tema los gobernantes de todos los partidos que se han alternado en el poder: Colorado, Blanco y del Frente Amplio.

La condescendencia que tuvo todo el sistema político desde 1985 hasta ahora no hizo otra cosa que fortalecer la impunidad y sus intereses contrarios a la institucionalidad democrática.

Que se hiciera tan poco para cambiarlas no quiere decir que permanecieran estáticas. Al retorno de la democracia el principal objetivo de las Fuerzas Armadas fue preservarse y mantener la impunidad, y de múltiples formas se blindaron eludiendo su responsabilidad frente a la justicia.

Luego se mostraron más. Por ejemplo: el incesante espionaje practicado a políticos y activistas; las continuas declaraciones de los comandantes avalando el golpe de estado, su creciente interés por ganar visibilidad, inmiscuyéndose en áreas que no les corresponde.

Hay varios manuales y protocolos en los archivos de las Fuerzas Armadas, incluso actuales, que van saliendo a la luz. Así nos enteramos que las Fuerzas Armadas han trabajado mucho internamente para formar a las sucesivas generaciones hasta el día de hoy en un pensamiento homogéneo, que las coloca por fuera y por encima de las instituciones del Estado, al que debieran estar subordinadas. Descuentan que nadie les pondrá freno y se manejan con sus propias normas.

Apuestan a una verticalidad que los cohesiona ideológicamente apoyados en la depuración previa de cada nueva generación de aspirantes para que esa cohesión funcione, respondiendo sólo a sus mandos.

Estas siete destituciones no quieren decir nada si el Parlamento no las avala y todavía no está claro si lo harán.

No debemos mirar para otro lado. Tenemos que hablar de esto y exigir soluciones urgentes, pues de éstas depende el corazón mismo del sistema democrático.

No podemos permitir que el Estado y los gobiernos, que son quienes lo representan, actúe como si este fuera un episodio terminado porque no lo está, apenas comienza.

No alcanza un tirón de orejas al general Feola para resolver este gigante paquete que nos estalla en la cara.

Hoy es esencial que los gobernantes, empezando por el Presidente, asuman su responsabilidad. Y nosotros la de estar movilizados para exigirlo.

Que hasta hoy se haya mantenido una ley orgánica hecha a medida por ellos mismos en 1974, plena dictadura, ¡es una vergüenza!

Debemos cambiarla, pero no de cualquier manera.

El legislativo debe resolverlo con absoluta prioridad, pero discutir una reforma a fondo.

Las Fuerzas Armadas deben volver a estar enmarcadas únicamente en sus funciones originales, no debemos seguir asignándoles roles que pueden cumplir organizaciones civiles, disminuir drásticamente su número, especialmente el de la oficialidad, a quienes se le debe recortar sus absurdos privilegios. Y si no cambiamos radicalmente su formación erradicando la infame Doctrina de la Seguridad Nacional, todo esto será en vano.

En cuanto al Poder Judicial: sus reiteradas omisiones son vergonzosas. Hay más de treinta casos en los cuales los jueces aún no se expiden.

La reciente resolución de quitarle la tobillera a José Gavazzo, cuando acababa de relatar sus crímenes, es una cachetada a la sociedad y una burla al sistema de justicia, como lo es el fallo del Tribunal de Apelaciones que permite nuevas chicanas de las defensas paralizando los expedientes: su accionar sólo alimenta los desbordes militares y la impunidad.

Mientras tanto nuestros desaparecidos siguen siendo rehenes de esta falta de firmeza por parte del Estado.

Hoy estamos aquí para exigirle a todo el Estado, a todos los partidos, una drástica acción sobre las Fuerzas Armadas, acción que está indisolublemente unida a desterrar la impunidad que se instaló como una perversa práctica de tolerancia a los criminales y que no ofrece ninguna garantía a una sociedad democrática.

La lucha por encontrar a nuestros desaparecidos, es parte de todas y cada una de las luchas reivindicativas y políticas de hoy. No sólo porque ellos fueron parte de la lucha popular, como trabajadores, estudiantes, militantes sociales y políticos,  ¡lo siguen siendo como bandera contra la impunidad y todos los resabios del Terrorismo de Estado!

No olvidemos que el delito contra sus personas sigue ocurriendo hoy, y con él, la amenaza que implica para ustedes y vuestros hijos, los luchadores del presente.

¡Basta ya de dar vuelta la cara y no afrontar la realidad!

No queremos estas Fuerzas Armadas ni la impunidad de los crímenes que cometieron.

Exigimos garantías para una democracia plena.

Que nos digan dónde están nuestros desaparecidos.

Impunidad: responsabilidad del Estado ayer y hoy.