Por su amplitud, sus fines estratégicos o incluso por asumir funciones —que la escala del mercado no hace rentables para las empresas privadas— el Estado uruguayo ha tenido un desarrollo histórico muy importante.

Como contracara, ha ido generado una estructura burocrática muchas veces ineficiente y también afectada por eventos de corrupción que lo han desprestigiado. A pesar de ello siempre ha cumplido una función social trascendente, por equilibrar las condiciones de vida de la población, disminuir las injusticias que el sistema genera y como tabla de salvación frente situaciones de crisis.

Sin embargo, la prédica constante de los sectores económicos más poderosos en contra del Estado les ha permitido avanzar en el debate ideológico y cultural y logrado generar una predisposición social en su contra. Entre ellos podemos recordar el insistente discurso del movimiento de «autoconvocados» del «campo». Este colocaba como «centro de todos los problemas, el alto costo del Estado […] que se alimenta de los impuestos y sobreprecios en tarifas públicas», y llamaba a bajar «en forma urgente» el gasto público.

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EDITORIAL

por Secretaría de Prensa y Propaganda de AEBU

Foto portada: Ricardo Antúnez / adhocFOTOS (Archivo, 2009)