De los once deportistas celestes que participan en Tokio 2020, la velerista Dolores “Lola” Moreira (22) fue la primera en clasificarse a los Juegos Olímpicos, tras quedar en el puesto nº 44 (entre 110 competidoras) en el Mundial Laser Radial, llevado a cabo en Sakaiminato (Japón) en julio del año 2019.

La subsede olímpica destinada a los deportes náuticos es Enoshima, ubicada a casi 60 kilómetros de la capital nipona, lugar que ya conoce Lola tras haber conseguido allí el oro en setiembre del año 2018, durante el evento “la semana Olímpica”, que constó de tres regatas.

La vela viene siendo una disciplina deportiva en la que Uruguay se destaca por una permanente presencia olímpica. Ha estado en las últimas 10 ediciones olímpicas de forma ininterrumpida, teniendo tres abanderados: Ricardo Fabini en Barcelona 1992, Alejandro Foglia en Beijing 2008 y Lola Moreira en Río 2016. Justamente Jano Foglia, junto a Milton Wynants y Andrés Silva, comparten la marca de haber participado en cuatro citas olímpicas.

En el caso de Lola, con apenas 22 años, ya va por su segundo Juego Olímpico, y comparte con Mariana Foglia (Rio 2016) y Dominique Knüppel -debutante en Tokio 2020- el destaque de ser las tres mujeres que han participado por la vela uruguaya en este megaevento.

En la experiencia de Rio 2016, Lola se posicionó en el puesto 25º, sobre 37 participantes. Su objetivo para Tokio 2020 es estar dentro de los primeros quince lugares, siendo un verdadero batacazo poder ingresar en la medal race, o sea en la regata final -la nº 11-, donde solamente clasifican los diez mejores.

Todavía está fresquito el recuerdo de Jano Foglia colocándose en el segundo puesto de la medal race en Londres 2012, obteniendo la segunda mejor actuación de la vela olímpica con un 8º lugar (diploma olímpico incluido).

Tomando en cuenta que el promedio de edad de quienes han venido ganando medallas olímpicas en la categoría Laser Radial ronda entre los 26 a 28 años, justamente donde el pico de rendimiento deportivo es óptimo, todavía Lola tiene margen de mejoras. Aunque las regatas hay que desarrollarlas, y la declaración más repetida de Lola es: “en las regatas gana el que se equivoca menos”, pueden presentarse imponderables.

Uruguayos por el mundo

Los nadadores uruguayos Nicole Frank (17) y Enzo Martínez (26), formados en el Club Olimpia (Montevideo) y Campus de Maldonado respectivamente, estarán participando en sus primeros juegos olímpicos, al hacer uso de los cupos de universalidad, y ser los mejores ranqueados en Uruguay. Ambos vienen entrenándose en Estados Unidos.

En la natación olímpica, Uruguay tiene sus mejores desempeños en los dos octavos puestos que consiguió Ana María Norbis en México 1968, tanto en 100 como 200 metros espalda; el noveno puesto de Florbel Pérez en Helsinki 1948 en 1500 metros libres; y las destacadas actuaciones de Carlos Scanavino en dos competencias en Los Ángeles 1984, conquistando los puestos 10º (1500 metros libres), 13º (200 metros libres) y el 12º en Seúl 1988 (200 metros libres). También está muy presente la actuación del 4 x 100 metros libres que protagonizaron en México 1968 Mónica Figueroa, Ruth Apt, Lylián Castillo y Felicia Ospitaletche, consiguiendo el 14º lugar.

En cuánto a las disciplinas que se presentarán los uruguayos en Tokio, Nicole tiene como antecedente las actuación de Ruth Apt y Felicia Ospitaletche en Mexico 1968, que en los 200 metros combinados se ubicaron en los puestos 32 y 33 respectivamente, con tiempos de 2 minutos 45 segundos 9 décimas y 2 minutos 47 segundos y 8 décimas respectivamente. Cuatro años después, en Munich 1972, Felicia volvió a competir en la misma prueba, colocando un tiempo de 2:37.69, obteniendo el lugar 39.

Por su parte, Enzo Martínez competirá en 50 metros libres, habiendo tres antecedentes. En Beijing 2008 Francisco Picasso puso de tiempo 23.01. Por su parte, en Atenas 2004 Nicolás Mafio se colocó en la misma posición con un tiempo de 23.58. Cuatro años antes, el primer nadador uruguayo en competir en esta prueba fue Paul Kutcher en Sydney 2000, cronometrando 23.90.

Para poner en contexto, los mejores registros de los nadadores celestes debutantes en estos juegos son: 2:18.24 en el caso de Nicole, y 22.44 en el caso de Enzo. Poder bajar estas marcas en Tokio 2020 ya sería una excelente actuación para ellos.

Las pruebas son bien distintas. En el caso de los 50 libres, la potencia y velocidad son fundamentales, tanto la partida como el remate final. En el caso de los 200 mtetros combinados, justamente los cambios de ritmo (propios de cada uno de los estilos), así como las transiciones son fundamentales, adquiriendo cierta estrategia de carrera tomando en cuenta que no alcanza solo con la fuerza y potencia, sino que la resistencia al esfuerzo máximo es relevante para sostener el rendimiento durante toda la competencia.

Uno de los puntos en común de los dos es que vienen entrenándose desde ya un tiempo en EEUU, en el caso de Nicole desde fines de 2019 y en el de Enzo desde el año 2013.

Dejar todo en el Tatami

Mikael Aprahamian (33) será el representante uruguayo en judo, en la categoría de menos de 81 kilos. El judoka radicado hace tres años en España va a la tierra donde se inventó su deporte con los objetivos más altos, dispuesto a dar todo por sus sueños.

Hasta esta edición, Uruguay había tenido cinco representantes olímpicos en judo. Leonardo Stéffano (categoría de menos de 65 kilos) fue el primero, en Barcelona 1992 y Atlanta 1996, Juegos en los que también participó Willian Bouza (menos de 95 kilos). Los dos finalizaron en la 21º ubicación.

Sydney 2000 tendría a la mejor participación histórica del judo uruguayo en los JJOO, con el quinto puesto del nacido en Francia Álvaro Paseyro (en menos de 81 kilos, misma categoría en la que compite Mikael Aprahamian). La campaña de Paseyro comenzó con victorias ante el uzbeco Farkhod Turayev en segunda ronda y el mongol Tsend-Ayuushiin Ochirbat en cuartos de final, para ser derrotado por el japonés Makoto Takimoto en las semifinales. En el repechaje vencería al norcoreano Kwak Ok-Chol y en la pelea por la medalla de bronce sería derrotado por el portugués Nuno Delgado.

Luego de dos ediciones de ausencia, Uruguay volvió a estar representado en Londres 2012 por Juan Romero (17º en menos de 90 kilos) y en Río 2016 por Pablo Aprahamian, el hermano mayor de Mikael (17º en menos de 100 kilos). En Tokio 2020 le toca al menor de los Aprahamian ser el representante uruguayo en la tercera presencia consecutiva de este deporte a nivel olímpico.

Mikael se vinculó desde muy chico al judo, un deporte que para él es una forma de vida que le ha dado mucha constancia y disciplina. Siguiendo el ejemplo de su hermano mayor Pablo, empezó desde los cinco años en el Club Náutico practicando varios deportes. Gimnasia y natación acompañaban al judo, en algún momento también jugó al fútbol y al básquetbol, pero se terminó inclinando por el deporte en el que mejor le iba. Radicado en Valencia (España) desde hace tres años buscando mejores condiciones para entrenar y crecer como persona y como atleta, se siente hoy en su mejor momento físico y mental. El niño que se acercó al judo como uno de tantos deportes es hoy un judoka olímpico de 81 kilos que siente que le puede ganar a cualquier contrincante, esa es su mentalidad y forma de motivarse.

 

Informe de Zona Mixta para Radio Camacuá.