Contrario al discurso que se quiere imponer desde el gobierno, el índice de conflictividad laboral en Uruguay está en sus niveles más bajos de la década, según se constata en un informe de la Universidad Católica.
Este informe mide una serie de variables como el número de conflictos, la cantidad de trabajadores involucrados en estos y las jornadas de trabajo perdidas. La fórmula utilizada para calcular el índice se puede consultar en este enlace publicado por la propia Universidad.
Los datos muestran que tanto el 2020 como el 2021 muestran los índices más bajos de conflictividad laboral en la última década, solo por encima del año 2014. Basta consultar los datos, que también se pueden ver online, para corroborarlo.
Si analizamos las cifras del anterior período de gobierno, en el 2015 el promedio de conflictividad laboral fue de 85, en 2016 el guarismo se situó en 61.02, en 2017 fue 52.91, en 2018 volvió a subir a 61.91 y en 2019 tuvo su pico más bajo del período en 41.51.
En cambio, si vemos los números de los últimos dos años, en el 2020 el promedio fue de 34.32; mientras que en lo que va del 2021 -datos publicados hasta octubre- la cifra ronda los 40.
En lo que va del mandato de la coalición multicolor, el mes con mayor conflictividad fue setiembre del 2020 con 153.21, y en lo que va del 2021 solo dos meses estuvieron por arriba del 100 (junio y setiembre). Sin embargo, en el lustro anterior hubo meses cuyo índice de conflictividad superó los 300 (agosto 2015 y julio 2016) y hubo cuatro meses más por encima de 150.
Ante estos números tan claros, dirigentes han denunciado una «campaña antisindical» por parte del gobierno, que busca desviar el foco de los problemas que están aquejando a la población, más aún ante el inminente referéndum por la derogación de los 135 artículos de la LUC.