Milton Perdomo es productor rural de Canelones desde 1983. A lo largo de estos cuarenta años en el rubro de la lechería ha visto pasar varios momentos adversos para la producción. Como vimos la semana pasada, este verano nuestro país atraviesa una sequía muy intensa por tercer año consecutivo, “de las más graves que nos ha tocado, al menos por esta zona”, cuenta Perdomo, cuyo emprendimiento productivo se encuentra en el noreste de Canelones, al límite con el departamento de Lavalleja. 

“Es una situación bien compleja”

Perdomo explicó que la sequía afecta a la producción lechera en varios aspectos, como “la falta de forraje”, “escasez de agua para beber para el ganado y para todo lo que se necesita en el establecimiento”. Particularmente, cuenta que la afectación pasa por “el tema productivo: la falta de precipitaciones ha hecho que los cultivos del momento, en este caso los sorgos, realmente no produzcan, lo que significa una baja sustantiva en la producción”.

A esto se suma que la “mantención del ganado aumenta su costo”. Se debe suplementar con concentrados y “en muchos casos comprar fibra para balancear la dieta”. En términos generales, “menor producción, que a su vez tiene mayor costo de producción, una combinación letal para muchos establecimientos”.

No todos los productores están en la misma situación, las condiciones para atravesar un período de déficit hídrico varían en función de su “nivel de reserva”. Existen productores que “han quedado con poca espalda” para afrontar este problema.

“El tema agua en particular, el tema riego, que podría ser un capítulo importante creo que no se ha desarrollado lo suficientemente. Inclusive también tenemos que hablar del tema ‘costos’, porque por ahí escuchamos gente que muy suelta de cuerpo se pregunta por qué no hacen riego cuando suceden estas cosas y no es así de sencillo. Eso significa tener una política de Estado al respecto, que los números cierren para tener una cierta previsibilidad de estos fenómenos climatológicos. El cambio climático está instalado y alguna cosa tenemos que hacer”.

Perdomo afirma que estos fenómenos se están repitiendo más que antes, “esto pasaba cada ocho o diez años”; pero ahora se producen con más frecuencia. Por eso reafirma la idea de que existan políticas públicas desde el Estado para que haya una “producción sustentable, generar el alimento y generar la sustentabilidad para los productores que viven de la actividad”.

La situación no es la misma para pequeños, medianos o grandes productores, “en el tamaño está la dificultad, el tema de la escala es un tema absolutamente clave en todos los rubros”. Perdomo afirmó que “en los momentos de crisis, la fragilidad queda al descubierto” e insiste en que “solo se puede afrontar con una política integral donde se apunte a que el bien a preservar sea la producción familiar, pequeños y medianos productores, que son los que sucumben cuando suceden este tipo de cosas”. El productor lamentó que “en la realidad no se vean políticas profundas” para atender esta problemática, en la que el Instituto Nacional de Colonización (INC) tiene “un rol clave”.