Comenzó en Roma, Italia, el juicio contra Jorge Néstor Tróccoli, ex militar de la Armada Nacional, por su responsabilidad en la desaparición de la maestra Elena Quinteros y otros dos ciudadanos ítalo-argentinos, que fueron entregados a la dictadura paraguaya, Rafaela Filipazzi y José Agustín Potenza.

En esta primera audiencia, celebrada el 14 de febrero, presentaron sus testimonios Francesca Lessa, profesora de Estudios Latinoamericanos y Desarrollo de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y autora del libro “Los juicios del Cóndor: La coordinación represiva y los crímenes de lesa humanidad en América del Sur”; y Fabiana Larrobla, coordinadora del Equipo de Investigación Histórica de la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente.

Estaba previsto también que esta instancia presentara su testimonio Luis Puig, ex diputado del PVP – Frente Amplio (FA), en representación de su sector y del FA; pero por cuestiones vinculadas a la traducción la audiencia se extendió demasiado y debió postergarse hasta la próxima audiencia el 14 de marzo próximo.

Luis Puig, conversó desde Roma con Radio Camacuá, y recordó que anteriormente se llevó adelante el juicio por el Plan Cóndor, en el que quedó “absolutamente demostrada la coordinación represiva de las dictaduras del Cono Sur en los setentas” en la “coordinación de información, en secuestros de opositores a las dictaduras, en torturas sistemáticas, asesinatos, desapariciones y violaciones” con el objetivo de “desmantelar la oposición a los regímenes dictatoriales en América Latina”.

El juicio que comenzó este martes refiere al secuestro y desaparición de Elena Quinteros y al secuestro, traslado a Paraguay y asesinato de Rafaela Filipazzi y José Agustín Potenza. En ambos casos se plantea la responsabilidad de Fusileros Navales (FUSNA) de la Armada Nacional, donde Tróccoli estaba al mando. Luis Puig, contó cómo fue el inicio de la audiencia con la exposición de Lessa y Larrobla. 

El ex legislador explicó que este juicio tendrá unas doce audiencias en total, con un promedio de tres testigos en cada una de ellas, “con una composición del jurado muy interesante: dos jueces profesionales y seis jueces populares, electos directamente de la ciudadanía, de diferentes regiones de Italia”. Agregó que el juicio “permitirá dejar en claro la participación del terrorismo de Estado” en estos casos y a la vez, “dejar una semblanza de quién fue Elena Quinteros”.

Elena Quinteros era maestra y militante del PVP, fue secuestrada en junio de 1973, trasladada a un centro de detención clandestino. Cuando era trasladada logró escapar e ingresar a la Embajada de Venezuela en Montevideo, pero los represores la volvieron a secuestrar, invadiendo la embajada. Por este episodio Venezuela rompió relaciones diplomáticas con Uruguay.

“Militante gremial y política, pero también en su rol de mujer, educadora, de alguien que se formó en las misiones sociopedagógicas en Uruguay, en la década del 60, que concurrió a lugares apartados del país y pudo conocer de primera mano lo que eran las condiciones de vida de esos niños y de esas familias; poder tener contacto directo con ellas, con su pobreza extrema, con sus viviendas precarias, con sus dificultades para acceder a la atención en salud, con las dificultades para poder mantenerse en el sistema educativo. Esto marcó a Elena, así como marcó a Julio Castro, y tantos otros, a Telba Juárez, a Gustavo Inzaurralde,  en el sentido de que -decía Elena- una vez que se conocía esta realidad, ya no se puede uno apartar de ella. De alguna manera su vida iba a estar dedicada a ser consecuente con una lucha por cambiar las condiciones de vida, las injusticias sociales, económicas”

El ex militar, Jorge Troccoli, cumple en una cárcel italiana su pena de cadena perpetua por delitos de lesa humanidad, cometidos en el marco del Plan Cóndor. Para Luis Puig, “la verdad y la justicia va más allá de la situación procesal de Tróccoli” y remarcó el hecho de que “está preso en una cárcel común” y “sus condiciones de reclusión distan bastante de las de sus camaradas de armas que están en la llamada cárcel de Domingo Arena, a decir del terrorista ya fallecido Gilberto Vázquez, más que una cárcel era un geriátrico”. 

“Está donde debe estar, en una cárcel común, desde nuestro punto de vista”, reafirmó