Ana Amorós y Pedro Cribari, ex presos políticos, contaron su experiencia como padres de alumnos del Jardín y Guardería Escolar de AEBU en la época de la dictadura.

Pese a que ninguno de ellos era afiliado a AEBU, se acercaron al Jardín y encontraron «un lugar donde te podías cobijar», según dijo Amorós, quien era funcionaria del BPS y estuvo presa entre 1972 y 1978.

Cribari, quien era estudiante cuando cayó preso en 1975, recordó que al salir en libertad tres años después no tenía acceso al trabajo y las «responsabilidades de manutención de mi hijo estaban realmente comprometidas». Fue en 1979 que descubrió «el extraordinario Jardín que era AEBU, por la contención, por la calidad del cuerpo docente, por la dirección y por el apoyo que tenía del sindicato».

«Las maestras eran amorosas. Hacían campamentos que eran buenísimos. Los gurises volvían contentísimos», relató Amorós, quien afirma que «para cualquiera de mis hijos la guardería fue impresionante, fue muy muy importante».

«Todos sabíamos que estábamos en una situación crítica y extremadamente inestable, pero uno entraba a AEBU y respiraba una suerte de aire de libertad», señaló Cribari, quien destacó especialmente «el grado de solidaridad y generosidad que el colectivo de bancarios organizados volcó al resto de la sociedad».