En un diálogo con Camacuá Diario, Washington Marsat dirigente nacional de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) y vicepresidente de ALTRAC, se comentó detalles del proceso de reestructura que preocupan a los trabajadores.

Marsat comentó que la empresa Calcar viene enfrentado dificultades financieras desde el año 2020. En un intento por recuperarse, la empresa presentó un proyecto de reconversión bajo la Ley de Reconversión de Industrias Lácteas, aprobada en enero de este año. Sin embargo, este plan ha generado preocupación entre los trabajadores, ya que implica el despido de 90 empleados, una recategorización a la baja y una reducción salarial que oscila entre el 25% y el 45%. Además, se ha planteado el cierre de la unidad productiva de Calcar ubicada en la ciudad de Carmelo, donde se produce queso de ricota.

Marsat expresó su preocupación por el impacto negativo que esta reestructuración tendría en los trabajadores. Afirmó que la magnitud de los cambios propuestos excede el espíritu de la ley que motivó este proceso. Según la Ley de Reconversión de Industrias Lácteas, se espera que se tenga un cuidado particular en la preservación de los puestos de trabajo, pero en este caso, la empresa busca despedir a la mitad de su plantilla laboral de la unidad productiva en Carmelo, lo cual no cumple con lo establecido en la legislación.

Marsat explicó que en enero se produjo un cierre parcial de la planta de Calcar en Carmelo. En ese momento, se argumentaron bajas remisiones y las consecuencias de la sequía que afecta al país. Los trabajadores aceptaron temporalmente el cierre de la planta bajo ciertas condiciones, a la espera de un proyecto de reconversión.

Sin embargo, los trabajadores consideran inaceptable el proyecto de reconversión presentado por Calcar, ya que pone en riesgo su sustento y el cierre de la unidad productiva de Carmelo. La empresa propone continuar produciendo otros productos en la unidad de Tarariras, y tercerizar la producción de quesos con otras empresas. No obstante, los trabajadores argumentan que la unidad de Carmelo es viable y no debería ser cerrada.

El conflicto laboral en Calcar se ha intensificado, y la FTIL se ha mostrado dispuesta a defender sus derechos y luchar por condiciones laborales justas. Los próximos pasos que se tomen serán cruciales para el futuro de los trabajadores y la estabilidad de la empresa Calcar.