Una multitud se congregó esta tarde en las inmediaciones del Palacio Legislativo donde se se inauguró el Memorial a las ex presas políticas, víctimas del terrorismo de Estado. El proyecto surge de un concurso de la Intendencia de Montevideo, junto con el colectivo de Ex Presas Políticas de Uruguay y Crysol, con el apoyo de la Junta Departamental de Montevideo y la Universidad de la República (Udelar). El proyecto ganador fue el presentado por la arquitecta María Victoria Steglich Crosa.
«Aquí hemos librado una batalla por la memoria, y lo hemos hecho conquistando el espacio público de la ciudad, frente al Palacio Legislativo, el mismo que un día como hoy hace 50 años fue avasallado por el golpe de Estado. El memorial pretende rescatar la memoria frente a la cultura del olvido y la impunidad. Lo que implica reconstruir una historia que es en parte ignorada y también silenciada. Como dijo el poeta Federico García Lorca, la cultura es eso que nos ayuda a entender quienes somos», dijo Lucía Arzuaga, del colectivo de ex presas políticas de Uruguay.
Luego de cuatro años que llevó el proceso, el acto de inauguración empezó con el Himno Nacional en la interpretación de la Orquesta Sinfónica de Montevideo, dirigida por el maestro Martín Jorge, junto a la maestra directora Lilian Zetune. Al himno le siguió “La memoria”, interpretada por su autora, Papina De Palma; la cantautora Diane Denoir, que tatareó junto con las ex presas políticas presentes la canción “Palabras para Julia” (de J. Agustín Goytisolo y Paco Ibañez) “Como pájaro libre” junto con Antonio Lobo Lagarde. “A redoblar” sonó en la voz de Ruben Olivera y Mauricio Ubal. El evento fue conducido por la directora de TV Ciudad, Alejandra Casablanca. Luego hubo una oratoria a cargo de varias mujeres del colectivo de ex presas políticas de Uruguay y Crysol; y de la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse.
«Este espacio memorial representa a todas las mujeres que luchamos contra la actuación ilegítima y el terrorismo de Estado. Las que fuimos detenidas, exiliadas, las clandestinas, las solidarias, las asesinadas y las desaparecidas (…) Cinco jóvenes, arquitecta y arquitectos, que supieron interpretar nuestros sentimientos, las experiencias que nos fortalecieron, los respaldos y la solidaridad. El círculo representa ese abrazo, nuestro abrazo, un lugar de encuentro, de reflexión, símbolo de volver a empezar y de movimiento perpetuo, de contener y de albergar», Ivonne Klinger.
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