A un año del intento de golpe tras la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva, conversamos con el sociólogo y docente Paulo Niccoli Ramírez, desde San Pablo.

Recuperación económica y social, atención al ambiente, reinserción de Brasil en el mundo. Lula mantiene un porcentaje importante de aprobación en la población pese a haber ganado con apenas dos puntos sobre Jair Bolsonaro. 

La justicia brasileña mantiene a cerca de 300 presos alrededor de más de mil procesados luego del asalto masivo a varios edificios públicos el 8 de enero de 2023; y aun «se investiga quién financió» y «planificó el intento de golpe», recuerda Niccoli. 

En términos generales el Gobierno de Lula vino a «ordenar» democráticamente al Brasil. En términos de política interna, Lula debió ampliar el acuerdo social entorno a una coalición que reunió a movimiento sociales y también de centro y centro derecha, «en defensa de la democracia, incluso con los medios de comunicación».

El bolsonarismo hoy «pasa por un proceso gradual de neutralización, cada día hay más personas que sienten vergüenza» si se identifican con esta corriente. «Esto es el resultado de la unión de fuerzas democráticas, no necesariamente favorables a Lula, pero ven en Lula el sostenimiento de la democracia», afirma Niccoli.

Con respecto a la economía interna, Lula ha logrado «equilibrar la inflación» mediante el «control de precios de los combustibles», explicó Niccoli y agregó: «La inflación ha caido y los precios de los alimentos, también, el pueblo ha vuelto a comer más y el Gobierno distribuye más». Siguiendo con esta línea, bajó el desempleo, que «se ubica cerca del 7,2 %».

En cuanto al salario mínimo «ha subido por encima de la inflación». Todas «pequeñas mejorías y avances que son muy significativas para la población más pobre». El sociólogo adelantó que para este año «está prevista una baja más acentuada de la inflación, control de precios de alimentos y mayores inversiones en obras estatales, que deben generar más empleo y consumo».

Finalmente, a nivel internacional, Lula debió hacer frente al abandono de las relaciones exteriores del país. «Los analistas políticos afirmaban que en Brasil había desaparecido la participación y el protagonismo internacional de la diplomacia brasileña», explicó Niccoli.

«Todo cambió cuando Lula llegó a la presidencia. Brasil ha vuelto a ser protagonista internacional en la diplomacia y el primer motivo tiene que ver con la defensa del ambiente, de la naturaleza. Bolsonaro había promovido el aumento de la deforestación de la selva, genocidio contra indígenas y favorecido el papel del agronegocio. Lula defendió las causas ambientales e indígenas y esto le valió como pasaporte para que Brasil avanzara diplomáticamente y creciera en credibilidad internacional».

Brasil «hoy está en el centro de la geopolítica mundial». Esto se debe, según Niccoli, a que Lula «tiene diálogo tanto con Biden, presidente de Estados Unidos; y Xi Jinping, de China». Allí entran en juego varias inversiones en petróleo así como el cuidado de la «biodiversidad y el desarrollo sustentable». Lula «tiene buena imagen y ha conseguido rearticular las negociaciones económicas con la Unión Europea, y países específicos como Francia o Alemania», entablar intercambios «comerciales, tecnológicos y de conocimiento científico».