En Radio Camacuá, conversamos con el docente y sociólogo Paulo Niccoli Ramírez, desde San Pablo, sobre la situación de Brasil en el concierto político regional. Niccoli identifica un debilitamiento de la figura del presidente Jair Bolsonaro. Luego de la resolución del Supremo Tribunal de Brasil de anular las condenas que pesaban sobre Luiz Inácio Lula Da Silva, su figura ha tomado protagonismo en la agenda política al punto que hoy “hasta la prensa se disculpa” con él.
También sectores intelectuales o empresariales, se desmarcan de Bolsonaro y se acercan a la figura de Lula en la crisis que atraviesa Brasil, agudizada por la pandemia por Covid 19. Estas señales se suman a la vinculación de la familia Bolsonaro con el asesinato de la concejala Marielle Franco que costó la salida de su aliado político en la justicia, Sergio Moro, por diferencias sobre la jefatura de la policía en Río de Janeiro.
Para Niccoli, el discurso bolsonarista se sostiene en bases fundamentalmente religiosas, terraplanistas, contrarias a la ciencia, a las que alimenta cada día con decisiones ideológicas, como el rechazo de la vacuna Sputnik V por parte de Brasil, con el objetivo de evitar “al comunismo”. “Al punto que el Ministerio de Salud hizo campaña para que la gente tomara cloroquina”
A nivel militar también se produjeron cambios. El mes pasado los tres jefes de las Fuerzas Armadas “abandonaron el gobierno” porque Bolsonaro quería que actuaran en la seguridad interna. “Sería el primer caso de un Estado de Excepción para que las personas salgan de sus casa en lugar de restringir la movilidad”, advirtió Niccoli.
Esto se da en un momento muy complicado desde el punto de vista sanitario. El sociólogo explicó que en Brasil mueren en promedio 3000 personas por día, que no es un logro al que políticos e instituciones quieran quedar atados. “La situación es dramática, faltan vacunas, incluso a personas que tienen que darse la segunda dosis”, afirmó y agregó que tiene ver con que Ernesto Araujo, anterior canciller “se encargó de pelearse con todo el mundo”.
En este caso “el Centrão”, como se conoce a los grupos políticos partidarios ubicados más al centro, “son los que están comandando a Bolsonaro en este momento, que sacaron al canciller y ahora están revisando también la titularidad de ambiente”.
Los apoyan a Bolsonaro son personas “racistas, muchas defienden una vuelta hacia la monarquía, otros de la dictadura, otros que quieren imponer un mundo religioso en Brasil. Se asemeja mucho a lo que paso con [Donald] Trump. Bolsonaro quiere generar una situación de conflicto, de tensión, para que pueda de alguna manera imponer un Estado de excepción, es lo que ha hecho todo este tiempo”.
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