Transcurridos más de cuatro años de administración del actual Gobierno y, sumergidos ya en la campaña electoral, los balances económicos de lo que ha dejado este período empiezan a escucharse con más asiduidad. El discurso del oficialismo se aferra a la idea de que la economía creció, sin embargo si se empieza a desglosar el concepto y a analizarlo en profundidad, la realidad no parece muy alentadora.

«En términos de contexto el crecimiento fue relativamente magro y escaso, y tiene un problema adicional que es la forma en que ese crecimiento se distribuyó», sostuvo el economista Mauricio De Rosa, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración de la Universidad de la República.

«Sabemos que los ingresos han crecido respecto a 2019, muy poquito pero han crecido, pero el grueso de ese crecimiento se concentra en los hogares de mayores ingresos», desarrolló, y agregó que dentro del quintil más rico de la población, el más -y el único- favorecido en este período, es el 1% más rico el que más se benefició de todos.

Para De Rosa, «esto es consistente con toda la evidencia que ya teníamos, que es que comparado con 2019 hoy tenemos más pobreza, en particular más pobreza infantil, y también más desigualdad». Esto permite afirmar que «Uruguay hoy es un país más desigual que antes de la pandemia».

El indicador que mide la desigualdad de los países es el Índice de Gini, y en este rubro Uruguay aumentó 1,1 puntos. «Las variaciones del Índice de Gini son siempre muy moderadas, por lo que un crecimiento de 1,1 es un crecimiento muy sustantivo de la desigualdad», explicó De Rosa.

En términos regionales, el magíster y doctor en Economía contextualizó que los países de América Latina y el Caribe son, en promedio, menos pobres que antes de la pandemia. «Si uno hace un ranking de países, básicamente en la mitad hay menos pobreza que antes de la pandemia y en la otra mitad hay más. Uruguay está en la mitad mala», dijo De Rosa.

Y en cuanto a desigualdad, la situación es aún peor para Uruguay comparado con la región, ya que «de todos los países de América Latina y el Caribe hay solo tres que tienen más desigualdad que antes de la pandemia, y Uruguay es uno de ellos».

Los motivos del fracaso

«Las políticas públicas siempre son claves para moderar o reducir el crecimiento de la desigualdad», explicó De Rosa, y el caso de Uruguay en los últimos cuatro años no es la excepción.

Un ejemplo es la política tributaria aplicada por el Gobierno, por ejemplo a través de la debilitación del IRPF y el IASS, «los impuestos redistributivos por excelencia», cuyas reducciones moderan su efecto.

Otro ejemplo es la política salarial, que para De Rosa «fue en los primeros años -2020 y 2021- muy agresiva con los trabajadores», y que cuando empezó a recuperarse a partir de 2022 «no lo hizo de forma homogénea ni favoreciendo a los trabajadores con salarios más bajos».

Finalmente, un último factor que explica el aumento de la desigualdad en Uruguay es la reducción del gasto público social en relación al Producto Interno Bruto. Ese índice funciona «para ver cuál es el esfuerzo que hace la sociedad para transferir, por ejemplo, recursos a los hogares más pobres».

«Si bien las políticas públicas no son el único elemento que uno tiene que considerar, si uno mira el gasto público social, la política salarial y la política tributaria en ninguno de los casos uno ve un esfuerzo por reducir la desigualdad, entonces el resultado obtenido no es para nada llamativo: un país que crece, pero con más pobreza y más desigualdad», concluyó De Rosa.