En Francia, la reforma de la seguridad social que impulsa el presidente Emmanuel Macron está recibiendo un fuerte rechazo por parte de la población. Según una de las últimas encuestas, el 68% de los ciudadanos está en contra de la reforma, y en las movilizaciones callejeras han participado cerca de 2 millones de personas.

Como está ocurriendo en Uruguay, el Gobierno, con el objetivo de evitar el endeudamiento del sistema y amparado en el aumento de la esperanza de vida, propone una reforma que sube la edad jubilatoria (de 62 a 64 años en el caso de Francia) y también la cantidad de años de aportes necesarios (de 42 a 43).

«Si Emmanuel Macron quiere llevar a cabo su madre de todas las reformas, para nosotros será la madre de todas las batallas», declaró Frédéric Souillot, trabajador metalúrgico y secretario general del sindicato Fuerza Obrera.

El movimiento popular reclama que la reforma no incluye ninguna propuesta alternativa de financiamiento del sistema, como el aumento de los aportes empresariales o gravámenes al capital.

El Gobierno de Macron no tiene la mayoría parlamentaria en Francia, pero estaría en condiciones de llegar a acuerdos con otros sectores para reunir los votos necesarios y aprobar la reforma. De todos modos, el presidente tampoco descarta aplicarla por decreto, lo que destaparía una ola mayor de movilizaciones en su contra.